viernes, enero 27, 2006

Cuando Tu Marinovio Sale Sin Ti


Muchas veces los marinovios creen que pueden salir sin nosotras, sin decirnos que van a salir y que todo va a estar igual cuando nos vuelvan a ver. Es decir, explicándome, que no nos vamos a dar cuenta que están con el rabo entre las piernas porque se les pasaron los tragos y se les borró el casette o porque definitivamente,se fueron con la trampa y no nos lo quisieron decir.

Basada en hechos reales, este post comienza cuando mi Marinovio estuvo viendo toda una tarde noche pelis en la casa. Ya a las 11 de la noche me dice, "Gorda, ya me voy a la casa, estoy cansado por la reu de ayer y quiero dormir."

Una -que aún cree en el marinovio- le dice "Anda no más amor, yo también estoy cansada por la juerga de ayer, ya mañana hablamos".

Obviamente y para poner en contexto la historia, debemos tomar en cuenta que la juerga del día anterior, fue una super brava... y que el cuerpo no tan adolescente de uno, como que ya nos empieza a pasar la factura. En fin... ese día en mi plan de MArinovia era terminar de ver el par de nuevas series que había comprado en Polvos Rosados, tomando una copita de vino super relax. A la hora que mi Marinovio se fue, me llama (con la conciencia media cochina) para decirme que ya había llegado a la casa y que se iba a dormir.

Craso error el mío de no volver a mi faceta del FBI y confirmar la información que me daban. Ya al día lunes cuando nos vimos, me dice que el día anterior había dormido hasta tarde y había estado jugando con sus sobrinos. Nada del otro mundo... pero el sexto sentido leonino no me dejaba tranquila.

Así que, como no quien quiere la cosa, esta Marinovia tuvo acceso a la Cámara fotográfica del Marinovio y oh sorpresa... habían 2 fotografías en las que el Marinovio salía bailando perreo con una desconocida.


Cuando tuve la oportunidad de hablarle del asunto, previas 2 cajas de chela, le pregunté:

Marinovia: Dime tu que son esas nuevas modas de bailar perreo. Creí que cuando querías ir a bailar, solamente ibas a Stigma.
Marinovio: Yo no bailo perreo gorda, además deja de estar viendo mis cosas.
Marinovia: Yo no veo tus cosas, sólo te pregunto qué fue eso de bailar perreo. Nada más.
Marinovio: Ahora, yo no me puedo ir de juerga que me tienes que decir por qué salgo o por qué no.
Marinovia: No te estoy diciendo si sales o no, porque no soy tu madre para fiscalizarte si sales o no. Te pregunto qué es eso de bailar perreo con otra que no soy yo... porque ni siquiera bailas perreo conmigo porque te parece muy rochoso o faltosa esa música.
Marinovio: No... es que estaba borracho y no sabía lo que hacía.
Marinovia: ahhh estabas borracho y por eso haces esas cosas
Marinovio: Sí... además era una broma que me hicieron mis amigos
Marinovia: (ya al borde de la desesperación) ahhh si así son tus amigos... para qué quiero enemigos. Si vas a salir, y encima me ocultas que sales y no me dices ni me comentas qué hiciste de borracho... ni creas que vas a tener autoridad moral para no decirme que no salga con Pedrito y me lo tire.
Marinovio: Nooo es diferente... no es eso
Marinovia: Es igualito...
Marinovio: Es que acaso ya no confías en mí?
Marinovia: No ahorita no...
Marinovio: Este... ya pues...
Marinovia: Ya nada... no soy yo la que friega la relación
Marinovio: Gorda yo te quiero a ti.
Marinovia: No parece...
Marinovio: GLUP...

En virtud de tantas posibilidades, los Marinovios siempre van a tener una excusa para librarse de la pregunta clave: "Dime, por qué lo hiciste". O tan simple como... caraxo si vas a hacer algo... no dejes pruebas que puedan usarse en tu contra... es algo elemental mi querido Watson...


Tendremos tan solo que aprender un poquito...

¡Vota por La Marinovia!

miércoles, enero 25, 2006

Mi Marinovio, el candidato

Por Beba Neumann, en estado de conmoción aneurísmica...

Ver sus manos, blancas y muy bien cuidadas, desplazarse con la docilidad de palomas libres al viento, su dicción perfecta, imposible sustraerse a no ver sus finos labios y su rostro de fuertes facciones maquillado..., ¿maquillado? "Ya sabes querida, para la cámara... La estética es la mejor carta de presentación a la hora de ganar prosélitos. Total, no todos los días sales en televisión". "Pero si ya tienes mi voto asegurado", le digo con voz melosa, mientras me apapacho en su torso. "Y lo sé amor, pero yo pensaba en algunos más...", lo dice con tal suficiencia que me obliga a soltar unos pucheritos y él sólo se muestra inconmovible, como si últimamente, la frialdad, a pesar del calor atosigante, la sonrisas falsas, imposible acostumbrarme a ellas, lo hubiesen transformado de ser humano a muñeco de cartón.

Él, era un estudiante del último año de derecho cuando lo conocí y yo una simple colegial que lo acechaba con la mirada, hasta que un día nuestras miradas confluyeron en un punto y desde entonces nos volvimos inseparables. Sus cabellos revueltos que el viento se encarga de mover como si de olas del mar se tratase me tenían encadilaba. Su timidez, a pesar de ser "grande" me seducía y yo hacía escarnio de ello con "minilocuras" a granel, de a pocos me lo fui ganando y lo fui, también, haciendo cómplices de mis juegos. Se abrió, se mostró sencillo, despertó su naturaleza humana en su más básica esencia. Me encantaba buscarlo después de sus clases, al comienzo se incomodaba pues tenía que presentarme como su little marinovia ante todos sus avorazados compañeros: El rubio Nicola, el encantado Jhon, el tonto de Fredo... Generalmente huíamos del tumulto y preferíamos visitar el parque de Surco, cercano a la Richi. De la mano emprendíamos largas y lentas caminatas que se veían interrumpidas con abrazos y muestras de cariño por doquier...

Sin embargo, hasta los cuentos de hadas pueden tener puntos de quiebre o situaciones tornadizas e inesperadas... Hace un año se graduó de abogado; cumplió 26 en octubre último, la edad perfecta para buscar un lugarcito en una lista congresal como ya lo habían hecho varios de sus compañeros. La idea de juventud y poder lo sedujo y no escatimó en desplegar sus encantos y de actuar como un auténtico lameculos con el fin de ser incluido en alguna lista no importando si fuese en un tristemente célebre partido tradicional o en uno de aquellos que aparecen sólo una vez en la vida. Podía pagar la "matrícula" con sus ahorros del último año de trabajo.

Ya en lo últimos meses había cambiado por cuestiones de trabajo: había mudado los jeans desteñidos por fríos y serios ternos oscuros, pero aún conservaba su espíritu juvenil y juguetón. Sin embargo, la timidez parecía haberse evaporado por el calor y las muestras cariño... Se entregó en cuerpo y alma a su nueva pasión: la política, la sucia política. Aquella que cambia a las personas, que las vuelve hipócritas y que, a veces que son muchas, resulta imposible creer en ellas. Lo vi acompañando a su lider en un par de ocasiones mostrando aquella sonrisa que frente al espejo de la sala de su casa había ensayado. Ya no vamos al cine ni damos largos paseos ni conversamos en el parque cercano a casa hasta altas horas de la noche. No sé si tanto sacrificio valga la pena toda vez que, seguramente, el número que le asignen, no me lo ha dicho, sea tan alto como sus ambiciones. Política, sucia política. Mi Marinovio se ha convertido en el principal candidato a romperme el corazón...

¡Vota por La Marinovia!

viernes, enero 20, 2006

¿Contigo Pan y Cebolla? Nahhh...

Sé que tras este post seré repudiada por varios, pero tengo que decir una verdad que muchos y muchas no quieren admitir: las diferencias económicas importan y son destructoras de las relaciones marinoviezcas.

Las telenovelas mexicanas nos quieren hacer creer lo contrario, que el señorito pipiléctico de la casa se puede enamorar de la sirvienta buenita y ser por siempre felices, pero en la vida real eso NUNCA va a pasar. Lo mismo viceversa, la patrona tampoco se va a involucrar con el chofer. Ya, ustedes dirán que mire el último Cosas y vea cuanta princesita (sobretodo las de Mónaco) se andan metiendo con plebeyo y medio, pero yo les contestaré que miren el mismo Cosas medio año más tarde y me cuenten y si esas mismas relaciones siguen por buen camino.

Alguna vez todas nos hemos encontrado con el MarinovioMisio. Ese que ni si quiera tiene para invitarte al cine un martes de 2x1. Lo quieres, lo adoras, pero de pronto hasta tomar una CocaCola se ha convertido en un lujo... Te vuelves feminista activa y comienzas a pagar todo tú, pero la cosa se vuelve insostenible porque pagas hasta el telo y el tipo te pide para el taxi de regreso... Feo... No deberías cambiar todo tu estilo de vida por un MarinovioMisio, mucho menos si tu estilo de vida es normal, es decir, no pides noches románticas con cena en La Rosa Náutica y reservación de habitación en el Marriot (salvo fechas especiales), pero sí que te lleven al cine o al teatro y puedas comerte tranquilamente una Bembos sin indigestarte por estar gastando medio presupuesto mensual del muchacho.

Lo digo claro: Procura involucrarte con alguien de tu level, aunque suene horrible. Las diferencias, para arriba o para abajo, incomodan y finalmente terminan matando el amor.

Lo mismo puede pasar con las diferencias culturales (en el sentido educativo), puedes encontrarte con este chico muy bueno, muy guapo, pero que de libros lo más profundo que ha leído es Condorito, que si va al cine es máximo para ver Rápidos y Furiosos, y que no ha pisado un aula desde que salió del colegio, este es el MarinovioBestia. Te gusta horrores, pero sabes que estás viviendo una mentira. Lo quieres llevar a una cena con tus amigos, pero te mueres de vergüenza de que comiencen a hablar de las elecciones y salga con una de sus usuales burradas tipo "¿quién es Ollanta Humala?"

¿El amor lo supera todo? No señores. Lo de contigo pan y cebolla es una gran mentira. El argumento de María la del Barrio, sucia, ignorante y pobre que conquista a niño rico y educado, no es real. Tommy Mottola se casó con Thalía la cantante exitosa, no con María pa servirlo a usted. Es mentira lo de que los opuestos se atraen. Las parejas que mejor funcionan son homogéneas, son cómplices, han tenido un entorno cultural y económico similar, por lo tanto se comprenden. Sino me creen revisen su propio historial emocional...

Hace poco comencé a salir con quien yo pensaba sería mi próximo Marinovio, un chico encantador pero pobre. Pobre pero honrado, decía yo y trataba de que esa diferencia no nos afectara. Él paraba diciendo "yo no estoy a tu altura" y yo le insistía que no, que se dejara de tonterías. Normal me conformaba con paseítos por el parque y largas conversaciones con café... Pero no llegó ni al mes la relación. Él fue quien se batió en retirada y cuando lo hizo fui yo quien le dijo: "realmente no estabas a mi altura, pero a mi altura moral", porque yo si había estado dispuesta a lucharla... Sin embargo, pienso que tuvo razón. No teníamos futuro. Los pocos amigos que supieron la historia se alegraron profundamente de esta ruptura, pues pensaron que de haber seguido con MarinovioMisio, poco a poco me hubiera ido retirando de sus vidas (por no gastar) y que cambiaría todo mi modus vivendi por un hombre (horror). Yo lloré como loca, pero ahora con la cabeza fría también me alegro. Ya no tengo quince años ni estoy para ser la protagonista de un culebrón.

Imagen: bizzer.com/images/

¡Vota por La Marinovia!

sábado, enero 14, 2006

Mi Marinovio celebra el Hanuka


Lo que voy a contar a continuación no es una historia propia, sino de una prima que vive en EE.UU. y que estuvo hace poco en Lima, de visita navideña y en donde me contó un problema marinoviezco sobre el que no se me había ocurrido reflexionar, ya que en mi vida sólo me he cruzado con católicos comunes y silvestres, ningún religioso extremo, ni nada parecido. Esta es la historia del Marinovio al que no le puedes decir ¡Feliz Navidad mi amor!

"Nunca te enamores de un judío...", fue un mensaje que me llegó hace tiempo por mail y sin mayores explicaciones, por lo cuál, fue motivo de primer interrogatorio a mi prima en nuestro primer face to face. Aquí la respuesta, pero OJO, no se trata aquí de denigrar ninguna religión, solamente contar lo que puede pasar cuando los miembros de una pareja pertenecen a religiones distintas:

Cuando empecé a salir con él, nunca pensé en preguntarle por su religión, ni me di cuenta de que era judío. Mucha gente luego, me ha comentado que hay que ser muy tonta para no darse cuenta, ya que al parecer, ser judío más que ser de una religión es pertenecer a una raza... Ciertas facciones los distinguen y tienden a mezclarse entre ellos...

Un día en mi departamento, MarinovioJudío vio una imagen de la Virgen María que me había enviado mi mamá y allí empezaron los problemas. Me preguntó qué tan católica era y le contesté que lo normal, que rezaba y que algunos domingos acudía a misa. Le pregunté si mi religión era un problema para él y me contestó que no, pero que nunca antes había estado con una chica no-judía. Me preguntó si para mí era un problema y obviamente le contesté que ninguno, pues en verdad me tiene sin cuidado su religión. Esos son ámbitos privados y respeto eso.

Sin embargo, a los dos meses de estar saliendo me dice: MarinoviaCristiana, creo que nuestras diferencias religiosas van a ser un problema.

¿JUAT?!!!! Aparte de mi virgencita yo no hacía grandes alegorías religiosas y además, estaba completamente a favor de las relaciones pre-matrimoniales, si eso es lo que están pensando...

Y continuó: ¿A qué religión pertenecerán nuestros hijos? (¿Perdón? Sólo llevamos dos meses saliendo) ¿Cómo te voy a presentar a mi familia? (¿Qué cosa? Primera vez que me siento una apestada). Creo que sería bueno ir a una terapia de parejas, mi amigo MarinovioDavid (judío) que está con MarinoviaMaría (católica) lo hace y han logrado superar muchos de sus problemas...

¡¿Juat? ¿Juat? ¿Juat?!!!

Pero como será de fuerte el amor, que te hace hacer tonterías y accedí a ir a la bendita terapia de pareja (mismo matrimonio en crisis)... Por supuesto, esto sólo sirvió para sacar a flote problemas que nunca habíamos tenido y que no debíamos tener, dado el corto tiempo de nuestra relación. El terapista nos hizo hablar de temas serios como el matrimonio y la crianza de los hijos. Esto me causó tanto stress, que a riesgo de terminar, le dije que no continuaría con esa absurda terapia. Que sí él tenía problemas, prosiguiera con la terapia solo.

Sin embargo, seguimos juntos. Yo lo único que le pedía es que respetara mis creencias al igual que yo respetaba las suyas. Yo celebraba la Navidad, él el Hanuka. ¿Qué más daba?

Pero no, el insiste e insiste con el tema de los hijos. Resulta que no quiere que sus hijos tengan ninguna religión y a mí me parece importante que sí la tengan, porque la fe es esencial. Aunque de hecho me gustaría que fueran católicos, prefiero que sean judíos a que no sean nada. Finalmente son religiones que tienen la misma raiz y como a veces le digo para molestarlo: el cristianismo es el judaísmo con "upgrade".

Ya llevamos un año y medio en esta relación y ahora sí, el tema de los hijos cobra más consistencia... Además, la familia no me termina de mirar con buenos ojos. Realmente no sé qué hacer al respecto. Nunca pensé que ser católica y tener un arbolito de Navidad, fuera a ser un problema de pareja. ¡Ni que perteneciera a una secta satánica!


Imagen: www.tzafonet.org.il

¡Vota por La Marinovia!

viernes, enero 13, 2006

Ellos las prefieren bobas

Está bien: no son todos pero hay un gran grupo. ¿Por qué? Tal vez porque sienten que es más facil manejar a una chica boba que a una chica inteligente. No lo sé.

Todas hemos visto, hemos tenido algun marinovio, amigo, conocido, etc, cuya marinovia es una chica "boba". No me refiero a una chica que tenga un coeficiente intelectual muy bajo, me refiero a chicas que se hacen pasar por bobas, pero que sin embargo puede que sean las más moscas.
Recuerdo el caso de un amigo, cuya marinovia no podia ni abrir una lata de atún sin su ayuda. Lo llamaba para todo. No podía hacer nada sin él. Y el marinovio se sentía sumamente indispensable: se sentía el rey. No obstante, conforme paso el tiempo, él comenzo a hacer tooodo lo que ella quería (hasta se cambio de religión). Con la táctica de esta chica, él asumía en su cabecita que ella no podia hacer nada sin el.

Otro caso es el de un familiar mio. Hace poco estaba con una marinovia muy inteligente, muy independiente. Era una chica muy buena, decidida. Lo ayudaba en su carrera y lo hacía entrar en vereda cuando estaba flojeando. Pero no la supo conservar. Ahora él está con una chiquilla "boba", que solo piensa en divertirse, que hace y va a donde él quiere y que no le interesa el futuro de él como profesional, más bien lo único que quiere es asegurarse "su futuro" (léase, vestido blanco y ceremonia).

Otro pata que se casó hoy. La chica era una muchacha con cara de boba, timidona, no toma, no fuma, no se despegaba de él ni un minuto las pocas veces que iba a alguna reunión. Él con cara de cojudo (a pesar de que había sido un player). Poco a poco mi pata empezó a cambiar y a hacerse más "tranquilito", ya casi ni se aparecía en las reuniones, casi ni tomaba, hasta dejó el cigarro. Hace 5 dias, me trajo el parte. Se casaba un día de semana, a las 10 am, en provincia. Ninguno de sus patas supimos que se casaba hasta el día en que trajo el parte. Todo envuelto en misterio. Y según él ella no estaba en bola. Lo que sí nos enteramos es que la chica tiene otra religión (testigo de jehová). No me extrañaría que termine convirtiéndolo también.

Hace mucho mucho tiempo, yo le contaba a mi amigo y confidente que no sabía porque me iba tan mal en el amor. Y mi amigo me dijo algo que en ese momento no le creí, pero con el tiempo fui dándole la razón: "Es que tu los espantas con tu inteligencia. Los hombres queremos chicas bobas, fáciles de manejar. Chicas que no cuestionen nuestros actos y que nos consideren sus dioses salvadores".

Claro que no todos son así. Muchos seguro van a reaccionar diciendo que NOOOOOO, que ellos prefieren una chica lista, independiente, que se maneje en todas las situaciones. Pero tal y como vi en una obra de teatro, la mayoria de hombres prefiere a su lado a una chica que, frente a un accidente (de él en su auto), reaccione mirándolo y preguntando: "Mi amor, ¿qué hago?", en vez de otra que lo mire y diga: "¡Quién te manda manejar borracho, imbécil!".

¡Vota por La Marinovia!

miércoles, enero 11, 2006

¿Qué pasa cuando muere tu ex marinovio?

Hoy estaba viendo televisión y recibí un mensaje a mi celular que decía: "Siempre acordándome de vos. Ángel". Entonces dije: "¿De vos?". Yo no conozco ningun argentino, bueno, salvo uno que más parece puneño que argentino, pero ví el número y no lo conocía, era un número medio extraño. Qué raro, ¿no? Y eso me hizo pensar en mi ex marinovio.

Creo q esta es la experiencia más triste que me ha pasado. Mi ex marinovio falleció hace poco, 4 meses. Ya no estabamos como desde hace casi un año y medio pero nos hablábamos. Aquí va la historia.

Conocí a mi marinovio hace ya cuatro años, y me acordé de él porque el 9 de dicembre (si es que seguiríamos, y si es que estuviera vivo, claro está) habríamos cumplido 4 años.

Nos conocimos en clases de portugués. Él no llamaba la atención, era más bien como la canción de Luis Miguel: "Que no sea un huracán, que nunca eclipse al sol...". En el primer ciclo estuvimos en el mismo salón, y solo así supe de su existencia; en el segundo ciclo no lo ví, pero en los dempas ciclos me lo volví a encontrar. No eramos muy amigos, hasta que un día decidimos juntarnos algunos del salón y salir. Nos fuimos por todos lados y como siempre terminamos tomando en una avenida donde venden trago, todos afuera del carro. Era su carro una camioneta, y hasta el día de hoy cada que veo una igual por la calle me trae nostalgia. La cuestión es que comenzaron a preguntar quién le gustaba a quién, yo ni recuerdo que nombre dije, él mencionó a otra chica, pero lo miré y presentí algo.

Nos fuimos a bailar y ahi comenzó nuestro romance. Bailamos y bailamos como hasta las cuatro de la mañana y me trajo a mi casa. Al día siguiente yo tenía que trabajar tempranito pero nos quedamos conversando hasta cerca de las siete en la puerta de mi casa. Le dije antes de que se vaya que ya me iba a dormir aunque sea una hora y me dijo que antes de bajarme le diera un abrazo, y quedamos muy cerca y nos besamos (bueno, yo lo besé). Me quedé con él, me llevó a mi trabajo, ni sueño tenía...

Después de eso seguimos juntos. Los primeros meses full amor, pero vinieron las peleas. Él sufría de depresion y tomaba medicamentos, de eso me enteré después. Lo que pasa es que él quería tantas cosas y alcanzarlas poco a poco lo estresaba, y él estaba seguro de que para alcanzar sus metas tenía que irse del país. Después de 1 año y medio juntos decide (nunca me lo consultó) irse a Brasil, y terminamos.

Luego de tres meses decide regresar, pero siempre lo vi inquieto por irse. Regresó y regresamos, seguiamos con algunas peleas. Yo lo quería mucho y hasta le había dicho que lo amaba (era el primer chico a quien yo le decia eso, y él fue el primero en decirme que me amaba). Un día vino a mi casa, quería hablar conmigo, hablamos y me dijo eso que presientes: "Debemos terminar". El mundo se acabó para mí, lloré y le dije que lo pensara bien, respondió que lo había pensado. Con lágrimas en los ojos entre a mi casa, no lo podia aceptar. Lo busqué y busqué por un mes... ni caso. Y si conversábamos hablábamos de cosas sin interés o a veces ni queria hablar. Así que teminé por aceptar la situación, no lo busque más, y él solito regresó.

Me buscó y volvimos. Mal, muy mal, porque de nuevo terminamos. Nos alejamos, me hacía mucho daño, no podía creer que la persona que más quería se queria alejar de mí. Me llamó como a los tres meses, se iba a Europa, a quedarse 4 años. Yo ya estaba tranquila y no me afectó..tanto, pero igual se fue. Luego de un mes conocí a mi actual marinovio, mi ex me llamó, me llamaba todos los dias, eramos mas amigos, hasta que le conté q tenia marinovio. ¡Uy, para qué le dije eso! Se puso celoso y desde entonces me llamaba más seguido. "Qué rápida eres", me dijo. ¡Qué fresco! Pero, ¿y q quería? ¿Que lo esperara toda la vida, que siguiera llorando por él?

En fin, despues de 6 meses allá vino al Perú. Me vió, me abrazó y me dijo q yo era el amor de su vida, que nunca me había olvidado. Quería que regrese con él, que había sido un error dejarme. ¿QUÉ? ¿Después de tanto hacerme sufrir? ¿Estaba celoso o sólo era cuestión de posesión porque sabía que estaba con alguien? Se quedó como un mes, y de tanto hablar y hablar y salir con él me confundió, me hizo volver a sentir cosas que yo ya había dejado de sentir por él, pero tenía marinovio y lo quería mucho. Estaba en una disyuntiva, así que salía con los dos (no por 'player' por favor, ¡jamás!). No saben todo lo que tenía q hacer, ¡me volví muy organizada! Hasta que otra vez se fue y me dijo que regresaría para ver si nos ibamos juntos o qué planes hacíamos, y que volvería para navidad.

Me seguóa llamando a mi casa y al celular, hasta que una vez mi marinovio hizo una llamada de mi celular y revisándolo encuentra llamadas de europa (por el código, no porque dijera su nombre). Me reclamó y yo calladita porque tenía razón. Le metí no sé qué floro y me dijo que no quería volver a saber de él y que yo tampoco le llamara (justo todas las llamadas las habia borrado, ¡se me escapó una!). Ya para esto estaba más templada de mi marinovio.

Días despues me llama mi ex y le digo que no lo haga más pero se lo dije en forma despectiva y cortante, me entendió y prometió nunca más fastidiarme. Colgó. Sentí algo extraño, y aunque no era la primera vez q peleábamos por teléfono, dije: "Lo llamaré en un par de días, hasta q se calme todo por aquí". Fue la última vez que hablé con él.

A los dos días me llamo su mamá, me dijo q él habia tenido un accidente y estaba en coma. No saben cómo me deseperé para poder viajar, quise ir pero no pude. Murió a los 7 dias y su familia lo cremó. Nunca mas lo volvi a ver, salvo en su urna, y lloré y lloré. Mi marinovio me preguntó por qué lloraba tanto, no le gustaba verme llorar (no por él, por lo menos) y que si todavía sentía algo por mi ex... Gran pregunta...

Ya han pasado 4 meses de su muerte y a veces pienso: "Qué hubiera pasado si me hubiera ido con él, ¿estaría vivo, lo hubiera ayudado, otro hubiera sido su destino?". No lo sé. Creo que él era el gran amor de mi vida, y aunque estoy muy contenta con mi marinovio no puedo olvidar al que ya se fue. Cosas del destino. Espero que el ángel que me mandó ese mensaje sea él, quién sabe... ¿O será el argentino puñeno? ¡Noooooooo!

¡Vota por La Marinovia!

lunes, enero 09, 2006

Algunas Cosas Que Cambiaría De Ti


1. La barbita de cinco días que no se define entre púas y pelitos.

2. Hacerme llorar cuando no lo merezco.

3. Cuando me dice "yo dejé... en tal sitio", le digo que no, que está en otro lugar y después de porfiar 30 minutos se da cuenta de que lo que decía él no era cierto sino lo que decía yo.

4. Cuando me dice que he subido de peso.

5. Cuando me saca toda apurada de la peluquería.

6. Cuando no va al baño para tirarse un gas.


¡Vota por La Marinovia!

miércoles, enero 04, 2006

Sorry amor, ¡estaba huasca!


Qué feo suena eso de estar huasca (léase ebria) en una mujer, pero sucede en las mejores familias... Lo que pasa es que no puedo ver el trago corto, ¡uy no!, me desconozco. Pero con las chelitas sí pues, es otra cosa, puedo estar horas de horas y no pasa nada, pero sírveme un trago corto, ¡y me transformo!

Bueno, resulta que esto me pasó hace poco: un amigo de la oficina hizo una fiesta en su casa de playa, mostro!!! Así que el dia sábado le avisé a mi marinovio que iríamos a una fiesta y que me viniera a recoger temprano para ir comprando unos tragos por el camino y recoger a unas amigas. Después de alistarme y todo, previa peluqueria, salimos a recoger a mis amigas y paramos por Wong a comprar unos traguitos. Una amiga compró un six pack para el camino, otra amiga un trago y mi marinovio trago corto. Pucha, lo mire del lejitos no más.

Llegamos y estaba toda la gente, presente a mi marinovio y nos instalamos junto al bar, claro, lugar estratégico, del cual ahora me arrepiento. Había cientos de litros de litros de trago, pero corto. La verdad, traté de no tomar pero la juerga estaba buena, así que dije: "Sólo un poquito". ¿Sólo un poquito? ¡Qué va! Arrasé con el bar, ¡yo era la dueña de la casa! Iba al freezer a sacar trago, hielo, uy, la casa era mía. Mi marinovio me dijo que probara el trago que él había comprado, pero ya ni lo sentía.

Subimos al tercer piso porque habia parrillada (de eso sí me acuerdo). Comimos y conocimos a unos chicos, eran cuatro, habían ido con una chica que me parecia conocida, pero bueno, nos hicimos amigos, eran buena gente, además que estaban rebuenos. Yo jalé a unas amigas para que estuvieran con ellos, uno de ellos tenía un piercing en la lengua (y este dato es muy importante), así que conversando, más trago, más trago va y viene... Bajamos con ellos a la sala. Bailaba con mi marinovio, y ahi se acabaron mis recuerdos. Lo que sigue solo son visiones borrosas.

Escena 1: Recuerdo que bailaba con mi marinovio.
Escena 2: Tomando.
Escena 3: Tenía en la mano el brochecito de seguridad del piercing de mi amigo. Qué raro, dije yo. En fin...
Escena 4: Mi marinovio vino hacia mi furioso diciéndome que ya se iba, y le dije que qué pasaba, que no entendía. Hablé con él, no recuerdo sobre qué pero creo que hablamos.
Escena 5: Mi marinovio vino a decirme otra vez que por qué le había hecho eso y que se iba. ¿Juat? Seguía sin entender, así que lo segui a la calle y le pregunté qué pasaba.

Me dijo que había estado bailando con este pata del piercing y le respondí: "¿Qué tiene de malo? Pero me dijo que habiamos estado agarrando. ¿Qué? ¿Yo? ¿Cuándo, cómo, por qué? Le dije que estaba loco, que cómo yo iba a hacer eso, pero tenía de prueba el broche del piercing. ¡Asu!, pensaba yo, qué tal agarre nos metimos que hasta el piercing de la lengua le saqué. Abracé a mi marinovio y le dije que no recordaba nada, que por favor me perdonara, que no sabia lo que hacia, que no era yo, era el alcohol. Sorry amor, ¡ESTABA HUASCA!

Él me dijo "si quieres, quédate. Te dejo las llaves del carro y te vas mañana. Yo me voy en lo que sea". Así que le dije "vete pues", y trate de poner la llave en la puerta y ni veía la chapa, todo se me movía. Regresó y me dijo que cómo me iba a ir así, que ni piense que iba a manejar. Me quitó las llaves y me dijo: "Vámonos". Y lo seguí, en el carro lo abracé y previa llorada (que nunca falla), le dije que no sabía qué había pasado. Él estaba muy serio, así que por el camino estábamos peleando.

Eran como las 5 de la mañana y se moría de sueño. Nos fuimos a un hotel y ahí nos quedamos. Al día siguiente, o mejor dicho más tarde, le pregunté bien las cosas y el me contó todo. Me dijo estaba balando mucho con el chico del piercing y la primera vez me reclamó y me dijo que me quedara a su lado. Yo, obviamete no le hice caso, porque seguí bailando. Entonces aproveché para reclamarle: "¿Por qué no bailaste tú conmigo?". Me dijo que sí bailamos, pero que yo me iba a bailar con él.

Después me dijo que él estaba de espaldas a la pista de baile, y sus amigos le dijeron: "Oye, ¿esa no es tu marinovia?". Y volteó y me vió en un agarre que no lo podía creer. Se fue asado, pero regresó y pasó lo que les conté hace un rato. Me dio mucho roche, le pedí mil disculpas, no sabía que hacer. Le pregunté que qué iba a pasar ahora y me dijo que mejor lo olvidáramos, que ya no quería recordarlo nunca más, y yo también decidí lo mismo. Nunca más volvimos a tocar el tema.

Tiempo despues tuvimos una discusión y yo le reclamaba que por qué él me hacía tantas cosas, cosas que ya ni recuerdo y que siempre se disculpaba, que ya estaba cansada de sus disculpas. ¿Acaso alguna vez yo te he pedido disculpas?, le dije, y me dijo: "No me hagas hablar", y yo insistente: "Pero dime, pues". Y me soltó todo el rollo otra vez, ¡upss! Me quedé callada y de verdad nunca más hemos tocado ese tema.

Moraleja: Ahora ya no tomo trago corto, ya no más, sólo cerveza o vodka con naranja que me encanta, y él ya sabe que me tiene que controlar. O que se ponga un piercing mejor, ¿no?

Imagen: Cortesía Getty Images.

¡Vota por La Marinovia!