Marinovio atorrante... compra quién te aguante

* Los nombres son ficticios para evitarme demandas y malos tratos en el hospital porque uno es médico y el otro abogado.

A mediados del año pasado tuve un gran problema por el que me fue necesario un préstamo. Tenía que conseguirlo en un plazo no mayor de tres días y no ubiqué a nadie que me ayudara, bueno, tenía a alguien pero no quería pedirselo, era mi ex marinovio: Gerardo.
No lo veía desde hacía meses y solo conversamos un par de veces en el messenger, pero era tal la necesidad que le mandé un correo y me respondió que él me vendría a recoger del trabajo y luego me daría el dinero. Todo bien a no ser que mi (en ese entonces) actual marinovio, Leonardo, ya estaba en camino por lo que le dije que mejor lo veia en mi casa. Cuando Gerardo llegó, Leonardo aun no se habia ido pero él ya sabía para qué me reuniría con mi ex y le dije: Leo quédate un rato, yo voy a bajar y seguro que Gerardo querrá que lo acompañe a sacar el dinero, tú le pides la llave a mi hermana y te vas nomás, no quiero que él se sienta mal de verte aquí.
Me fui con el ex al banco que está practicamente a dos cuadras de mi casa en su auto, aunque le dije que podiamos ir caminando no quiso y yo pensé que quizás era por seguridad. Cuando regresó de sacar el dinero no me lo dió, lo guardó y arrancó el auto, entonces me dije: seguro dará la vuelta para ir a mi casa y ahí me dará el dinero. ERROR! Gerardo entró en la avenida y dobló hacia la izquierda diciendo: vamos a dar un paseo. Estaba en el carro y no tenía opción más que aceptar. Llegamos hasta el circuito de playas y se me hizo sospechoso pero mi regla de oro es nunca aparentar temor, al contrario, hazte temer.
Llegamos hasta la bajada de Armendariz y entonces dijo que daría la vuelta, perfecto, rumbo a casita de nuevo, pero nooooooo ERROR! subió y se hizo el loco diciendo: ups, me equivoqué. Teníamos que regresar por el zanjón lo que demoraría como 20 minutos más que por la playa. Para ese momento ya estaba preocupada porque el paseo estaba demorando como media hora y fácil que recién llegaría a mi casa en otros 40 minutos porque ya notaba las intensiones de Gerardo.
Al cruzar por Javier Prado el celular de Gerardo empezó a sonar repetidamente. Nadie le contestaba y mi ex comenzó a decir que seguro que uno de sus trabajadores que quería hablar con él, entonces me mostró el número acosador y casi me da la risa nerviosa cuando noté que era Leonardo quien lo estaba llamando. Justo en el momento en que estaba volteando la cara para reime Gerardo llegó a constestar una de las llamadas y Leo le gritaba: Hola Coco Durán, cómo estas. Yo sabía que ese era el nombre del mejor amigo de la universidad de Leo y Gerardo le respondía: yo no soy Coco, pero el otro insitía en que sí para lograr que notara que era él que me estaba llamando y yo me preguntaba, ¿de dónde sacó el número? fácil, de mi celular, el que dejé en mi cuarto al salir.
Cuando llegábamos a mi casa pensé que por fin se acabaría este viajecito infernal, pero nooooo ERROR! en vez de doblar hacia mi casa se fue hacia el parque más oscuro que en la zona y yo pensaba en la excusa perfecta para que me lleve a mi casa: mi celular. Como trabajo en un diario no es inusual que mi jefa me llame a la medianoche y así lo convencí. Al subir al depa Leo estaba hecho una furia, me dijo que ya no bajara, que ya buscaríamos el dinero en otra parte, solo le respondí que no le dije que me esperara, que ya le habia explicado la situación, que no tenía tiempo para buscar el dinero y que en todo caso por mal que me cayera Gerardo con su reciente actitud, no era justo que lo choteara vilmente. Quedamos en que yo bajaría primero y luego de cinco minutos él.
Apenas cerré la puerta del auto vi que la luz de la sala de mi departamento se apagó e inmediatamente Leo salía por la puerta, me hice la loca mirando detenidamente mi celular y Gerardo dijo: ¿ese no es tu enamorado?, yo mejor mentirosa que una de la CIA y más profesional que Pedro negando al Señor le dije: no, es el chico del tercer piso.
A los minutos Leonardo me llamó y me dijo que cuanto me demoraría y que si me podía esperar, le dije que terminaba en media hora y que si, podía esperarme. Para mala suerte la mía, al estar en su auto y como la calle estaba muy silenciosa Gerardo había oido todo, entonces voltee sonriendo y le dije: sí Gerardo, sí era Leo, lo que sucedeeeee (piensa, piensa, piensa) es que... él llamó y mi hermana le contestó, le dijo que me había salido de la casa y como es celoso vino a verme y me estaba esperando (uffff, estoy lista para hacer improvisación teatral).
Entonces Gerardo, sonriendo porque en su pequeña mente pensaba que había ganado una batalla, me dijo:

Bueno, es comprensible que tu enamorado esté molesto, date cuenta que estás a solas en un auto con un pata, de noche y por plata.

Ahhhhhhh!!!!

Fue en ese momento en que casi me doy de cabezazos contra el parachoques. ¿Cómo es posible que yo alguna vez haya estado con un imbécil de esa calaña?.
Despúes la cosa empeoró porque le dije bueno Gerardo me tengo que ir (mostrándome súper indignada) y me salió con otra fracesita para no olvidar.

Por si no lo recuerdas le dijiste a tu enamorado que volvías en media hora y sólo han pasado 5 minutos, además, por si no te has dado cuenta, aun no te he dado el dinero.

Yo jamás me había arrepentido de haber pasado tanto tiempo junto a Gerardo pero después de esa conversación todo el respeto que le tenía se fue porque estaba aprovechándose que realmente necesitaba el dinero para hacerse sentir superior pero si antes le tenía cierta pena por haber sido yo la que terminó con él y trataba de hablarle seguido para ver como estaba pues ahora ya no.

Ya fuisteeeee...

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