sábado, octubre 21, 2006

Marinovio Superman... ¡Supermantenido!

Bueno, este no es mi caso pero me inspiré porque conozco a dos chicas que pasaron por una situación similar: la primera tenía marinovio mantenido pero ya terminó con él, y la otra no tiene un marinovio mantenido, peor aún: tiene a un esposo mantenido.

Comencemos con el caso 1. Mi amiga Darci es una chica profesional con muchas ambiciones, muy chévere, buena gente, desde el cole es super estudiosa e inteligente. Un día a través de otra amiga conoció a un chico “pitbull” (le puse asi porque el tarado este tiene como tres pitbulls …que mieeeeedo), quien inicialmente parecia súper agradable y con su floro barato supo engatusar a la pobre Darci. El popular pitbull no trabaja, no estudia, no hace nada por la vida y ya tiene 26 años. Ustedes dirán, quizas no hace nada porque no tuvo oportunidad de estudiar. Oohh, ¿pobrecito, no? ¡Se equivocan! El muy vago no estudió porque no quizo y no trabaja porque no quiere!!! ¿Y saben quién lo mantiene? Pues sus padres. O sea, ¡es un parásito!

Poco a poco fue enamorando más a Darci y ella ciegamente creía en todo lo que él le decía. Darci empezó a trabajar y ahí comenzó el problema. "Amor, préstame plata please, no tengo para mis gastos de esta semana”. Darci ingenuamente le prestaba el dinero y así fue por varios meses. De pronto, ya no le pedía prestado sino que ahora solo le decía: “Amor, necesito más dinero”. Como yo me di cuenta de la intención de este infeliz, decidí hablar con Darci y hacerle ver la realidad del caso. ¿Resultado? Me mandó a la m…, no quiso escucharme pues el maldito este la había puesto en mi contra. Y no le bastó con ponerla en contra mía, sino también en contra de muchas otras amigas.

No sé como pero el pitbull tenía un gran poder de convencimiento y al ver que sabíamos sus malas intenciones lo único que le quedó fue convencer a mi amiga de que la AMABA y que quizá los queríamos separar porque estabamos “celosas de su amor". Ay, ¡por favor! Darci y yo nos separamos por un buen tiempo. A los 2 meses ella vino a mi casa llorando: "Tenías razón, amiga, era un infeliz, yo lo mantenía...". No pude hacer otra cosa que consolarla y decirle: “qué bueno que te diste cuenta”.

Caso 2: Gruñona, empresaria de éxito, que antes de casarse tenía muy buenos pretendientes, y no me refiero al dinero sino a que eran chicos con aspiraciones, que hacían algo productivo por la vida. Ella viajó al extranjero, se enamoró perdidamente, trajo a su “extranjerito” y se casó con él. El pata al ver que Gruñona tenía dinero, no trabaja y vivía a costa de ella y su suegro. Un tiempo quiso esforzarse y estudiar algo, así que rochosamente el suegro le pagó los estudios, pero al tiempo se aburrió y los dejó. Mientras seguía de vago y mantenido, Gruñona cansada de esta situación decidió divorciarse. Todas sus amigas estaban felices por ella, hasta ya tenía nuevo novio y habían planes de matrimonio, pero por cosas del destino unos meses después volvió con el extranjerito y ahora de vez en cuando va al trabajo a interrumpir lo que hacemos y a creerse el dueño y señor de todo. Bah, ¡qué atorrante!

Para terminar este post quiero dejar claro que no estoy generalizando, jamás me ha gustado eso, pero es que he tenido la mala suerte de ver a mis amigas con cada cretino. También sé que no sólo hay “marinovios mantenidos”, tambien hay "marinovias mantenidas", he visto muchos casos así. El tema no es que existan marinovio(a)s o matenido(a)s, el problema es que existan personas que los aguanten. Que una persona viva a costas de otra y no se esfuerze por salir adelante es realmente una pena, pero mucho peor es que haya parejas que aguanten esto. ¿Qué opinan marinovios y marinovias, algún caso parecido por ahí?

Aclaración: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, jajaja.


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miércoles, octubre 11, 2006

¿Juego de palabras?


Muchas cosas pasan por mis oídos desde que me casé, relacionadas al nuevo nombre, pero las más curiosas han sido dos: Una en la que un amiga afirma “..amiga, desde que te casaste he estado temiendo que pierdas tu individualidad, y veo que mis temores se han realizado”, considerando que Raquel y yo no nos vemos desde Junio pasado y que además hemos mantenido viva nuestra amistad en estos 5 años gracias al Internet y a ocasionales viajes, su frase cae fuera de lugar; también anotemos que desde que me comprometí su comunicación es escueta, limitada y como que ya no conectamos igual debido a su “falta de tiempo por sus estudios”. Para colmo protagonizó una tremenda e-scaramuza en el Messenger un día de tantos q por fin se decidió a responder mi mensaje, debido a que usaba mi primer nombre y el apellido de mi esposo, sin el conector (Sra.) de pues mi merrinouviou es anglosajón. Que debí usar el DE pues “él ya te quitó tu apellido pero que no te lo quite del todo…, que aunque me case nunca quiero perder mis apellidos…, que entonces la chica q yo conocí es una mentira,?? No existe?? Porque no usas el nombre que siempre usabas, con el que YO te conocí??”

No había mentira, es que decidí usar mi primer nombre por razones de reencuentro conmigo misma, y por que además mi primer nombre es más corto, más fácil de pronunciar y no rima con ninguna palabra fea como el segundo. A mi esposo le cuesta un poquito pronunciar el segundo por una cuestión idiomática, y todos en su país se preguntan si mis orígenes son peruanos o rusos debido a mi segundo nombre. Para evitar todo esto tomé una determinación INDIVIDUAL, que nadie me pidió que haga, que yo solita AUTODETERMINË usar mi primer nombre y tener el segundo presente pero no usado. ¿Por qué esto ha de ser razón para que una amiga se enfade, me acuse de horrible manera y me borré de su lista?

La otra gran curiosidad es la afirmación que hace otra amiga diciendo que lo que nunca usaría es un DE (Sra. De XX) pues es “ASQUEROSO” y ella “no es propiedad de nadie”. Esta frase no fue dirigida a mí, pero en una de mis casillas de e-mail firmo como Ambos Nombres ApellidoPaterno DE Apellidogringo. Y me hizo reflexionar al respecto. ¿Es realmente cierto que al llevar un DE se es propiedad de alguien? ¿cuánto de verdad, de opinión, y/o de espejismo hay en esto? Pues yo no soy PROPIEDAD de mi marido en el sentido de “otro objeto que el posee”, ni él lo es de.. oe aguanta! Él es mi propiedad y yo soy igual de él o nadie es de nadie y punto, pero ambos somos del otro emocionalmente. Tratemos de aclarar el lío: el díce “soy tuyo 100%, y solo tuyo” pero lo tomo como que es un esposo devoto, yo no lo poseo en términos registrales ni sociales, debo confesar que en ciertos momentos yo le he dicho cosas equivalentes, con el mismo sentido de que no soy su objeto pero si su pareja, con devoción a mi compromiso a él, pero ninguno busca atropellar el libre albedrío del otro, más bien nuestra relación se basa en lo contrario. Además esta mutua-posesión-no-prepotente-ni-cavernícola existía desde antes de casarnos, en realidad desde que nos conocimos.

Por otro lado, en este lado del mundo las mujeres casadas SUELEN llevar su apellido+la preposición DE+el apellido del esposo, no es ley pero es práctica milenaria ¿podría parecer posesionista a favor del varón? Pues quizá sí, pero las cosas no son mejores en términos de autodeterminación y empoderamiento femenino en las relaciones de parentesco y denominación matrilineal, es decir cuando el apellido que prima es el de la línea materna (ejemplo: Brasil). La autodeterminación e individualidad no están en el apellido, pues no es marca comercial, ni siquiera en el nombre.

Podríamos tomarnos y darle a los hijos la libertad de elegir qué apellido llevar si el de la madre o el del padre, sólo para tranquilizar nuestra conciencia, pero se armaría la de San Quintín en términos de registros, parentescos, y a nivel famniliar/comunal/civil peor aún, en una de esas tenemos hijos con dos apellidos distintos, pero el menor de todos se rebela contra el sistema y decide usar un tercer apellido que no es ni del padre ni de la madre, que se lo inventó él en una rave hace dos noches cuando descubrió la verdad de sí mismo (¿). Entonces vemos que eso no soluciona nada. Podemos también optar por no usar un DE en el nombre de casada, y con ello dar una impresión mayor de posesionismo patrilineal, o podemos simplemente casarnos y seguir llevando el nombre de solteras, dándole a entender al marido que “él no es nuestro dueño” y poniendo en la atmósfera una tensión que no existía con esta afirmación tácita. Otra amiga hizo eso, el marido no lo tomó a mal pero ella se pasa la vida explicándole al planeta que el esposo se apellida XX y no ZZ “sólo que yo quise conservar mi apellido”, y todo el mundo le zampa el ZZ al marido convirtiéndolo by default en “propiedad de ella” ¿alguien se siente feliz con esto? NADIE!!! Amén de que ella desgasta su energía y saliva explicando lo accesorio.

Estas dos curiosidades trajeron a la mesa el tema del nombre de casada, la posesión de la persona y la identidad, en un juego divertido que intento explorar. Siempre será así: a alguna persona le da asco una alternativa, otra se moleste por la segunda alternativa, la tercera es indiferente al tema, la cuarta se divierte viéndolas estrujarse por el tema no fundamental, y esto pasaría simétricamente en la cabeza y emociones de los hombres si viviéramos en una sociedad de denominación matrilineal.

Más allá de todo este stress y beligerancia está lo verdaderamente importante: el nombre, apellido, chapa o mezcla no hace a la persona, la autodeterminación y la individualidad no están en el nombre, pues hay miles de Patricias, Carmenes, Julias, Isabeles, Raqueles, Carlos, Jaimes, Marcos, Pedros, etc, está en cualquier otra parte de mí, y de paso no somos propiedad de nadie, ni de nada aunque yo le dé mi apellido a mi esposo o el me niegue el suyo. El parentesco patrilineal es sólo una circunstancia, que si cambia a matrilineal le sacará ronchas a los hombres y mantendrá el mismo problema vivo sin solucionar nada, vayamos más allá de lo accesorio que esto no es más que juego de palabras, y veamos ¿Dentro de nosotras qué hay debajo de ese juego de palabras? ¿Qué está motivando esos comentarios? Ésa si es una gran incógnita.


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lunes, octubre 02, 2006

¿Saber o no saber?


La necesidad de un cierre... Yo siempre he creído que es mejor decirlo todo y no quedarse con nada guardado porque los “y si...” son muy perturbadores y nos acosan de cuando en cuando, aunque no quisiéramos admitirlo. Pero debo admitir también que no siempre he podido obtener el cierre que quería obtener... ni decir todo lo que hubiese querido decir... me he vuelto cobarde para esas cosas creo.

Hace poco estaba viendo una serie q me encanta, Ally McBeal, y me interesó mucho esta frase “qué es mejor... saber o no saber??” Saber la verdad de por qué se acabó, con el consiguiente dolor y la humillación que eso representa y darte cuenta que no era nada de lo que tu pensabas o no saber y vivir con el dolor de especular(o de una explicación que sabes que no es cierta)y de pensar qué cosa pudo haber sido lo que salió mal...
Creo que todos los seres humanos en algún momento, con alguna persona nos preguntamos “qué salió mal acá?”. Amigas y amigos míos me han venido a preguntar lo mismo “qué puede haber estado mal?”.

En esta serie la chica decía una frase que me pareció interesante y por favor chicos no se ofendan no quiero generalizar, es una cita nada más que dice así: “Los hombres huyen después de terminar como si se tratase de un incendio voraz”. En este caso diría yo huir de dar explicaciones, y muchas mujeres también lo hacemos o lo hemos hecho alguna vez. Pero lo cierto es que cuando te conviertes en el terminado y no en quien termina... te das cuenta que las explicaciones te hacen falta... Obvio que se puede pensar, y después de saber q? te vas a quedar más tranquila? Te vas a sentir peor!!

¿A veces no necesitan tener alguna manera de cerrar el asunto y pasar la página? Cuando realmente has estado “tan enamorado que duele” como lo pone un amigo mío. Me ha pasado que una vez un ex enamorado vino a darme explicaciones de qué es lo q había pasado y a pedirme que le diga qué fue lo q yo sentí; porque de otro modo se iba a sentir demasiado mal. Y como realmente no me importaba decírselo, porque ya todo había pasado, pues se lo dije... y porque, así ya no sintiera yo nada, igual creo me hacía falta desahogar algo que había quedado como inconcluso.

Creo que es diferente cuando sabes qué fue lo q pasó... como que te quedas un poco más tranquila para seguir adelante. Es distinto si se terminó por otra persona y tú lo sabes, si se terminó porque uno de los dos o los dos cambiaron y fue inevitable terminar porque ya no querían lo mismo, en fin! Si sabes que fue, creo q se puede pasar la página y mandar todo al tacho más fácilmente... sin que queden nostalgias sueltas de cuando en cuando. Así ya no te interese tener nada con la persona creo yo que en el fondo queda esa necesidad(aunque en este caso más reducida) de saber por qué pasó lo q pasó. No se trata de saber para discutir para intentar hacerle cambiar de opinión a la parte que terminó, se trata de saber porque(en mi opinión al menos) a veces es mejor saber que especular.

Lo sé, muchos le llaman a esto, “sobre analizar las cosas” yo también lo pienso. Yo tengo una mente muy sobre analítica algunas veces y aunque me cause dolores de cabeza lo disfruto.

Para mi sobre analizar no se trata siempre de “no dejar ir el asunto” o no dejar la cosa en paz; sino simplemente de saber; de saber, porque te hace falta una explicación para sentirte mejor, pero no cualquier explicación sino la verdad de por qué pasó lo que pasó... para poder cerrar el asunto por completo y olvidarlo sin más... aunque duela. Lo que sea con tal de tener un cierre si con eso vas a tener tranquilidad(y nadie va a salir lastimado), vale la pena.

Pero esto es mi opinión, el título es mi pregunta para ustedes... qué consideran mejor... ¿saber o no saber?

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